¿Cuál es el límite entre ficción y realidad?
El CD aparece la semana que viene y será presentado al
comenzar diciembre, en Obras. En sus canciones alternan escenas
familiares y crónicas violentas. El autor explica cómo lo
influenciaron libros de Lamborghini y Fogwill, entre otros.
“¡Ahora Menem es listo! ¡Ahora es vivo! Tiene carácter y es
canchero...”, se enoja Páez.
Por Esteban Pintos
Martín Páez es el nuevo chico de la tapa pero,
claro, no lo sabrá hasta dentro de un par de años. Igualmente, su
culito figura en primer plano de la tapa del disco que –en una
prueba más o menos final– descansa en la mesa del living de la
casa. Más importante es que el niño, que luce en la foto un gracioso
peinado (falso) afro ha comenzado a mostrar por primera vez sus
inclinaciones de multiinstrumentista: cual Rick Wakeman o Keith
Emerson en épocas de gloria del rock sinfónico, tocó el piano y
enseguida se dio vuelta para tocar otro de los teclados dispuestos en
la sala miniestudio de la casa de su padre. Que, más tarde, cuando la
entrevista con Página/12 ya concluyó, relata la anécdota con lógico
orgullo. Páez padre, Fito, mira a Páez hijo, Martín, y le toca una
melodía conocida para lograr el enganche. Funciona. El cuadro
familiar se completa con mamá Cecilia, que observa todo con una
sonrisa.
Semejante plácido contexto hogareño ambienta días agitados para
Fito Páez, estrella del rock argentino, reciente ganador de dos
Grammy latinos, pronto a lanzar el martes 14 un nuevo disco, Rey sol
–precedido con una campaña publicitaria televisiva pergeñada por
el estudio Agulla & Bacetti- y embarcado en un proyecto cinematográfico
paralelo que lo mantiene ocupado casi todas las mañanas. Por la
tarde, ensaya con su banda para las presentaciones del disco, el 1º y
2 de diciembre en el estadio Obras. Pero no está sufriendo ni mucho
menos. Sí se pone serio para hablar del conflicto ficción-realidad
que envuelve a un hacedor de canciones, de la realidad argentina, y de
su condición flamante de artista ¡ganador! en la gran bolsa del rock
latino. Recién sobre el final del diálogo vuelve a la distensión.
“Por supuesto que me volvería a poner en cueros delante de 50.000
personas. Ya recuperé mi peso...”, dice y suelta la carcajada.
“Me tomaba todo demasiado en serio. No me siento culpable por haber
andado opinando de todo, es la vida... Uno hace cagadas también.”
–¿Cómo resuelve la supuesta dicotomía entre ficción y realidad
que puede aflorar al escribir y componer una canción?
–Se me hace muy difícil establecer un límite. Cuando hacés
relato, cuando decidís contar una historia, es inevitable que se
crucen restos de tu vida. Es muy difícil decir “esto es ficción y
esto es realidad”, en un punto estamos hechos de la materia de los
sueños –como decía el viejo Borges– y creo que todavía eso
sigue siendo real y verdadero. La verdad es que uno nunca sabe lo que
hace. Y menos cuando lo está haciendo... Depende mucho de la
sensibilidad del autor, de lo que quiera contar el tipo en ese
momento. Hay momentos en los cuales uno tiene ganas de contar algo y
sentís que ahí estás vos realmente; y en otros momentos, no.
Simplemente contás una historia. Cuando lo estás haciendo,
simplemente no sabés de qué se trata. Creo que uno vive muchas
vidas. Y que todas las personas tenemos muchas aristas diferentes,
entonces la imagen que coge cierta persona sobre vos no es la que
agarra otro. Y ahí se arma el lío: “¿él es así?”. Nunca se
sabrá porque ni siquiera uno lo sabe.
–En este disco hay temas englobadores. Por un lado su experiencia
personal-familiar y por el otro un par de historias truculentas...
–Está la gran historia truculenta que es “Acerca del niño
proletario”, sobre el cuento de Osvaldo Lamborghini. Y también está
“The Paranoica Fierita Suite”, que tiene más humor, que para mí
es una especie de Buenos muchachos argentina, con el tipo que va
ascendiendo en la escala mafiosa. Y se arma ese disparate al final
(ver aparte). Por otro lado, me animó mucho a hacer la canción la
lectura del libro de Fogwill, Vivir afuera. Cómo lo editó. Hace una
cosa muy original, mezcla lenguajes diferentes, hay tres situaciones
muy claras y las tres situaciones se hablan de manera totalmente
diferente. Cuando empezás el libro eso te desconcierta: unos hablan
así, otros hablan asá... El tipo le da un swing, lo organiza de
unamanera increíble. Eso me animó a la canción, que funciona como
una humorada del Buenos Aires de hoy, ficcionalizado. Ahora flota un
espíritu de una gran desazón, como una gran frustración. Algo muy
contundente.
–¿Está tomando una posición, también, frente a esa realidad?
–Hay una gran desazón y se nota mucho. De todas maneras, si hubo
una suerte de esperanza de que este gobierno cambiara algo, me parece
que fue fallida. Digo: de entrada era muy difícil que este gobierno
pudiera mover algunos hilos. Lo que hizo Menem fue meter el país en
un concierto económico en el mundo, y eso es inamovible. Tenés que
cambiar la política, pero éstos están siguiendo la política del
otro. Es muy difícil sentarse en el sillón de Rivadavia, muuuuuuy
difícil... Entonces, en ese aspecto creo que cada día se va
perdiendo ingenuidad. Lamentablemente queda una gran tristeza atrás
de eso. Y eso no es lindo, simplemente. Eso sucede aquí y en todo el
mundo, entonces hay que verlo con esa lente.
–¿Cómo percibe y entiende ese estado de ánimo colectivo?
–Tiene que haber algo en la Argentina que haga que eso funcione.
Mecanismos ya instalados, no ya en el poder sino en uno. Cuando
escucho al taxista que dice “De la Rúa es un pelotudo”, no deja
de parecerme a la llamada a los cuarteles. Me suena igual, cuando veo
que se le cagan de risa en todos los programas de televisión, me
suena igual... No es sólo hablar del poder como una especie de
entelequia, o de metáfora de tipos que manejan el poder. Eso está en
todos los planos y es lo que más alarma. Yo, mal o bien, quiero que
De la Rúa termine los cuatro años. Haga lo que haga. De última hay
que defender eso. Es el único desde donde pensar que las cosas se
pueden ir hilvanando de una manera diferente a como están montadas.
Lo escuché en la tele, en la calle, se lo escuché decir a mucha
gente... La verdad es que es llamativo, no sé si está ligado al
peronismo o al radicalismo. ¡Ahora Menem es listo! ¡Ahora es vivo!
Tiene carácter y es canchero. Puta madre que lo parió... Esas cosas
funcionan en la gente, no me pregunte por qué porque no lo sé. Todo
lo que quieran, pero De la Rúa es el tipo que eligió la mayoría de
este país, y tiene que llegar hasta el final. No es que me vaya a
poner a militar, pero voy a defender eso. Me parece que se puede
reaccionar de una manera u otra. Yo hago canciones.
–¿Hubiera grabado un spot promocional de la FM “La Mega” de
haber sabido que en esa radio tiene acciones Daniel Haddad?
–No tenía conocimiento de eso. Vinieron dos o tres días antes que
me fuera a Miami, grabé un spot y me contaron la historia de cómo
nació la radio. Haddad siempre me pareció un tipo muy siniestro, no
lo conozco pero por las cosas que dice, lo que he leído de él... No,
creo que no. Por otro lado, hay que lidiar con esas cosas en el mundo.
Hay que tomar decisiones. Yo no estaba al tanto, pero tampoco estás
todo el tiempo sabiendo los tejes y manejes. Hoy te encontrás con un
tipo que es dueño de una compañía y al día siguiente es otro, que
es la contra. Funciona así... Si hay que pensar algo de La Mega es
que pasa un montón de música argentina, y eso está bueno. El rock
argentino es algo que está vivo, que está ahí, lo que hace de
interesante es que lo revitaliza.
–¿Qué piensa hoy, pasado un tiempo, del hecho de haber recibido
dos de los primeros Grammy latinos de la historia?
–Cuando recibí el premio, dije que me sentía muy orgulloso de
pertenecer a la tradición del cancionero argentino, donde se había
inventado el rock en español. Hablé de Moris, Litto Nebbia, Luis,
Charly, Miguel Abuelo... Claro, ahí hay que hacer una revisión de la
historia y ver qué significa el rock en castellano, la industria, la
latinidad dentro de esta suerte de puesta en escena que más que nada
viene desde el lado de México. Creo que algo bueno saldrá de todo
esto, igualmente. Porque te afirma en tu lugar, te afirma en tu
espacio, un poco te reubica en el mundo. Cuando llegué allí, me sentí
sapo de otro pozo pero también muyreconocido. Fue como “Gracias por
el premio”... Es cierto, tenemos otra realidad, otra mirada, pero si
de algo sirvió este premio es para revisar varios conceptos. Qué
significa entretenimiento, el arte, la historia de los países, el
papel que juega la industria dentro de la historia cultural de los países.
Que de hecho en algunos lugares y en determinados períodos de tiempo
ha tenido una incidencia muy fuerte. Por ejemplo, el tipo que ahora es
presidente de WEA latino es el tipo que grabó a todos los cantantes
de la música popular brasileña. Hay mucho material para pensar ahí.
De todas maneras, creo que la Argentina está en un lugar un poco
relegado por aspectos estéticos en un caso, y por aspectos geopolíticos
también. Pero que ha tenido grandes artistas que atravesaron
fronteras y las siguen atravesando. También hay que pensar que el
mapa hoy es otro. Es otra situación, en la que hay andar con mucho
cuidado... para no caerse.
Acerca
del niño proletario*
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Caímos juntos, barranca abajo/ éramos
3 del barrio y uno de la Villa 22/ un pobre, pobre, un pobre
diablo/ nosotros éramos los niños endiablados del amor/ de
las familias más argentinas/ no nos dormimos sin rezar el
Padre Nuestro al redentor/ el niño ausente, el proletario/
traía en la sangre mil generaciones del peor alcohol/ entre
los fierros, entre los sapos/ entre el calor casi demente del
arroyo seco, arróyalo/ lo convencimos, lo enamoramos/ y le
juramos que jamás se olvidaría de nosotros/ y así le
hicimos comer el barro/ tragar la mugre misma con la que se
había alimentado/ y así le hicimos beber espanto/ 3 chicos
ricos empresarios, lo más parecido a un santo/ y nos reímos,
nos animamos/ pateando el culo de un chiquito hambriento,
triste y solitario// Tengo 20000 años/ soy un loco enjaulado/
tengo 20000 años/ soy el niño proletario/ tengo 20000 años/
y estoy en el aire// Yo le bajaba los pantalones/ mientras mis
2 hermanos le ataban los brazos, su sudor/ nos empapaba, nos
excitaba/ yo puse dentro de él lo mío tan a fondo que explotó/
y fui precioso, tan kamikaze/ yo fui Calígula y él fue la
Virgen que este Dios violó/ lo liquidamos tan de repente/ y
mientras se moría yo le acuchillaba el corazón/ y le di duro
entre los dientes/ ya no tenía voz el chico para pedir por
favor/ que lo matemos, lo antes posible/ andá a cantarle a
Gardel, andá a cantarle a Perón// Tengo 20000 años/ soy un
loco enjaulado/ tengo 20000 años/ soy el niño proletario/
tengo 20000 años/ y estoy en el aire/ estoy en el aire. (*)
Uno de los temas de “Rey sol”, inspirado en un cuento de
Osvaldo Lamborghini. |
The
paranoica fierita suite*
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Iba duro pero armado hasta los
dientes por la vida/ y no había otra, lo tenía que hacer/
iba solo a Puente Alsina y veía policías/ en los bares y en
la calle también/ le llevaba a unos tangueros 15 mogras del
abuelo/ que era el capo de la calle Tomás/ Tomás de
Anchorena/ la del chofi, de la mala y de la buena/ toman
todos, perinola mortal/ paranoica fierita, te cargabas una
cantidad/ se encontró con los tangueros/ unas perras, un
tumbero/ 2 modernos que fumaban mucho crack/ y un pirómano
bombero/ todo en un pequeño agujero/ y él decía le gustaba
incendiar/ pero él era tan, tan bueno/ que siempre apagaba el
fuego/ que tenía la ilusión de crear/ Un planeta imaginario
para amar y hacer el daño/ donde no esté prohibido desear/
Buenos Aires igualito que en los tiempos/ de Roberto Arlt. //
El sabía que guardaban la mandanga en una media/ en la viola,
en el ropero o en el sucio bandoneón/ los tangueros eran
viejos muy dementes/ muy despiertos/ si podían no pagar, les
resultaba mejor/ y nunca tomaban mucho, le vendían a los
giles/ para que se den coraje, fuerza, coraje y valor. //
Miserables mercachifles, esto ya parece un chiste/ o me pagan
o les hundo uno a uno el cañón... // Se llevó toda la
merca, al tumbero lo hizo socio/ y el abuelo así un buen día
lo recompensó/ le dio Almagro, Caballito hasta el Parque
Rivadavia/ le dio más que un porcentaje y una gran comisión/
que no hiciera mucho ruido, que no fuera presumido/ guarda con
los de la noche/ guarda con el rock and roll./ Los consejos le
sirvieron, fue ganando su respeto/ y fue clásico y astuto con
la tradición/ y así se cargó al abuelo, se quedó con todo
y no desanimó. // Paranoica fierita iba armado hasta los
dientes/ pero ahora 30 años después/ lo eligieron empresario
metalúrgico del año/ y los muchachos sé que lo quieren
comer/ el tumbero ya no es socio, le vigila los negocios/ y le
lleva chicos del comedor popular y solidario/ por la patria y
en el baño/ les ofrece sueldos altos y pasión/ le gustaba el
rubiecito de ojos verdes, // ese es un bombón // le decían
el polaco y por un par de morlacos/ cocinaba guiso en el
comedor/ que no era ningún boludo/ se grabó todo en un
walkman/ sus gemidos y los de su patrón/ las promesas de los
viajes, / matrimonio en Filipinas / los pedidos de la ropa
interior / el tumbero lo sabía, el polaco era su Otelo / y él
su Yago para hacerle el favor / paranoica fierita, Juan
Lewinsky se te enamoró. // Lewinsky!!! // ¿Qué tú haces en
la isla??? // ¡Buscando mucho calor! // ¡Tumbero! // ¿Qué
tú haces en la isla? // ‘¡AaAaaaarriiibaaaaaa! // ¡Lewinsky!
// ¿Qué tú haces por La Habana? // ¿Y ahora qué haces por
vedao? / ¡Tumbero! // ¡Que ahora no entiendo más naa! // se
lo debo a un abogao // Paranoica fierita acabo encarcelao /
porque aparte de corrupto, violetero era el zingao /
terminaron en la cama el tumbero y el polaco / que pareja más
hermosa tú no has visto en Cuba, hermano / y el juicio fue a
la tele! // ¡Caíste! // Te descubrieron tiburón // ¡Perdiste!
// Y en Buenos Aires los amaron las mucamas, el clarín / los
basureros, los ministros y las putas / y paranoica fierita
terminó fregando pisos / en Devoto, se hizo amigo de la yuta
/ ¡Lewinsky! // ¿Qué tú haces en la isla? // ¡Buscando
mucho calor! // Tumbero // ¿Qué tú haces en la isla? //
AaAaaarrriibaaa! // Lewinsky // ¡Qué tu haces por La Habana!
// ¡¡Tomá!!!!! * Uno de los temas de “Rey sol” |
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